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"Harmonizo meus pensamentos para criar com a visão". "Quando o mundo estiver unido na busca do conhecimento, e não mais lutando por dinheiro e poder, então nossa sociedade poderá enfim evoluir a um novo nível".

sexta-feira, 16 de junho de 2017

AGROECOLOGIA & AGRONEGOCIOS, CUANDO REDUCIONISMO Y HOLISMO SON AMBIVALENTES

Jovem campesino, 1960 - Anuário para a Juventude Rural das Américas - FORD 1960.

                                                                               "Assim, na juventude, é de grande importância serdes livres, não apenas conscientes, mas também profundamente, no vosso interior; que estejais inteirados de vós mesmos, ao perceberdes as influências que vos dirigem ou dominam; sempre dispostos a investigar, a nunca aceitar coisa alguma; sempre indagando, sempre revoltados." - Krishnamurti
 

Al alcanzar el ANTROPOCENO (término evolucionado de la Noosfera, acuñada por Theillard du Chardin, Wladimir Vernadsky y Edouard LeRoy en 1922), el Premio Nobel Paul J. Crutzen buscó demostrar la capacidad de los humanos para comprometer la atmosfera del planeta y los consecuentes riesgos advenidos para la Vida. Vida que no existe sin la energía de los alimentos, que antes se subentendía, era producida por la Agricultura, pero hoy día eso también es cuestionado.  

Para comprender lo que es la agricultura, se necesita decir que ella no existe en la naturaleza, pues es creación de un grupo de especies denominadas “ultrasociales”, que producen los alimentos que necesitan en el espacio de la naturaleza. Los seres ultrasociales más antiguos son las termitas quienes existen desde hace más de 300 millones de años, cronológicamente, siguen las hormigas arrieras hacen más de 130 millones de años,  las abejas melíferas hace más de 60 millones de años, y más recientes algunos topos. Las mujeres desarrollaron hacen más de diez mil años lo que nos incluyo en esa clase especial de seres vivos. Es imprescindible leer “La Naturaleza” de J.W. von Goethe para percibir que la agricultura existe mientras el tiempo humano ocupe su espacio, ella regresa a sus orígenes cuando finalizan las acciones ultrasociales. 

Mutatis mutandis, en los últimos treinta años el sustantivo agricultura perdió fuerza y dos neologismos inundaron el mundo: “Agroecología” y “Agronegocios”, con la intención de que fueran percibidos y adoptados como antagónicos.

 La agricultura, palabra del latín “agri” referente al campo y, “cultura” respecto a cultivar, es un acto social inherente a hombres y mujeres que ha modificado su praxis y paradigmas a lo largo de la historia dependiendo de las condiciones climáticas, geográficas, topográficas, económicas, socio-políticas y culturales, respondiendo a los diferentes modelos estructurales según el contexto. Lo anterior muestra que sería imposible la existencia de una visión única del desarrollo de la agricultura todo lo contrario, el desarrollo de la agricultura es diverso y contextual.  A pesar de ello se impone una visión hegemónica que se convierte en violencia estructural sin que percibamos sus raíces originales por los intereses del poder y su consolidación cotidiana cada vez con mayor énfasis. En la moderna encyclopedia “Wiki”, en ingles es posible leer la definición de industria de alimentos (The Food Industry is a complex, global collective of diverse businesses that supplies most of the food consumed by the world population. Only subsistence farmers, those who survive on what they grow, and hunter-gatherers can be considered outside of the scope of the modern food industry, that includes:

 Agriculture: raising of crops and livestock, and seafood.
 Manufacturing: agrichemicals, agricultural construction, farm machinery and supplies, seed, etc.
 Food processing: preparation of fresh products for market, and manufacture of prepared food products.
 Marketing: promotion of generic products (e.g., milk board), new products, advertising, marketing campaigns, packaging, public relations, etc.
 Wholesale and distribution: logistics, transportation, warehousing.
 Foodservice (which includes Catering).
 Grocery, farmers' markets, public markets and other retailin.
 Regulation: local, regional, national, and international rules and regulations for food production and sale, including food quality, food security, food safety, marketing/advertising, and industry lobbying activities.
 Education: academic, consultancy, vocational.
 Research and development: food technology.
 Financial services: credit, and insurance.

Esa definición muestra cómo, lo que antes era campo de acción de la agricultura humana, actividad ultrasocial, es ahora un terreno dominado por sectores poderosos involucrados en ella, a través de la violencia estructural, de bloquear y destruir la conciencia social, de negar su interdependencia con el biopoder campesino en todos los rincones del mundo por lejanos y periféricos que parezcan. 

De la misma forma que en el “Punto Cuatro” del discurso de Truman, al jurar el cargo de presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1949, constaban dos tipos de agricultura: la “moderna” y la de “subsistencia”. La moderna aceptaba nos nuevos insumos y tecnología de capital por lo que se instituía el crédito; La de subsistencia era en nombre dado a la Agricultura Familiar de forma despectiva para que aceptara más rápidamente los créditos para adquirir insumos y tecnologías.

El tiempo pasó, ahora tenemos dos “nuevos” conceptos: los “agronegocios” y la “agroecología”. Antes, la agricultura moderna domesticaba a la de subsistencia a través del crédito, la extensión rural y la enseñanza de las ciencias rurales. Aquellos recalcitrantes que resistieron a las políticas públicas multilaterales, internacionales y nacionales dejaron de ser de “subsistencia”, ahora hacen parte de la agricultura familiar agroecológica, mientras hoy ambas las dos están con la misma finalidad reduccionista en nicho de mercado diferentes para pobres y ricos respectivamente. Siendo que la derradera existirá hasta que las corporaciones de la Industria de Alimentos lo permita.   La expresión “burbuja de realidad” se hace necesaria cuando se habla de agroecología en el Hemisferio Sur, pues ilustra la distancia entre el discurso y la práctica, entre lo real y lo ideal, de países y territorios bajo el control y el poder de la industria de alimentos que no permite -o que redacta a su medida-, las políticas públicas.

Hablamos del agotamiento de una y el crecimiento de la otra sin embargo, lo que ocurre en realidad es el control total de ambas, control monolítico, ejercido por el poder de la industria (Council on Foreign Relations). El aparente “agotamiento” de la “agricultura moderna” no significa que la sociedad industrial necesite cambiar su modelo, sino que la forma en que ésta se realiza, debe de adaptarse al soporte natural que no aguanta más las macro inversiones de energía exógena, embazadas en los insumos químicos de síntesis industrial. Es decir, cambia la matriz tecnológica que deja de ser química industrial grosera, y pasa a ser una matriz “de vida”, biosíntesis, matriz muy selectiva para una media docena de empresas que superan a los Estados Nacionales y tienen capacidad para hacer inversiones superiores a mil millones de dólares al año. El poder del, agronegocio, traducción de “agribusiness” merece un análisis sintáctico: Agricultura es fruto del trabajo ultra social de las especies antes citadas y es una contradicción usar la expresión agri-business (sin ocupación) pues ella solo existe a través del trabajo y fuera de la naturaleza.  En español “agro-negocio” tiene el mismo significado, negación del ocio. ¿A qué ocio se refiere, si la agricultura no existe en la naturaleza y es la acción ultrasocial la que permite la imprescindible producción de alimentos? 

El matemático Carol Lewis primero y sociólogo Boaventura de Sousa Santos después, nos llevan al espejo donde lo real y lo virtual ocupan la misma imagen. La agro+ecología, neologismo creativo que se refleja en el espejo, elimina el sufijo “cultura” de profundo significado en el contexto en que el humus crea las guerras, por codicia, por civilización, por la agri+cultura sostenida por ejércitos. 

Nadie en América Latina cuestiona el agronegocio. La ex presidenta de Argentina Cristina F. de Kirchner, intentó cobrar el pago de los costos de la seguridad social a través de impuestos a los agronegocios y fue derrotada por su propio pueblo, víctima de la propaganda de los medios de manipulación masiva. El nuevo orden internacional no permitió tal cobro, lo que es un descalabro.

Para evitar desequilibrio o visión unilateral del problema que ya nos hizo tanto daño en la fase de “agricultura moderna” es que se crea la agroecología sin poder, con discurso y retórica, como una bandera manipulada, manipulable e ingenua, que es tomada por la mayoría de los movimientos sociales agrarios y rurales en América Latina. Bandera que cuenta con su propia aristocracia científico-intelectual, formada en el seno de universidades e institutos de Estados Unidos y Europa, donde la esencia emancipadora del poder campesino, del sujeto político, del actor social transformador, alcanza para scientific papers y congresos, pero prácticamente nunca a la realidad.

Miremos hacia la educación. ¿Por qué México adopta la carrera de Ingeniería Agroecológica, que ya tiene registro hace 25 años y en Brasil se adoptan la licenciatura y Bachilleratos vacíos de poder? Pareciera que en México se utiliza la misma estructura académico-administrativa junto a los cursos tradicionales, propiciándose una transición suave e indolora, mientras que en Brasil se crean escuelas en locales aislados y sin las condiciones materiales mínimas como laboratorios o infraestructuras acordes con las necesidades del curso. ¿Será para montar una farsa que satisfaga al Banco Mundial-CFR, pero sin causar incomodidades al Agronegocio?

El gran generador de empleos técnicos de calidad en agricultura hasta las dos últimas décadas del siglo XX era la Extensión Rural, creada años atrás por la Fundación Rockefeller con la finalidad de capitalizar internacionalmente la agricultura basada en el consumo de insumos y paquetes tecnológicos. (Club 4-S)

En el caso de Brasil cuando regresó la “democracia”, aquella extensión rural fue abandonada, las grandes organizaciones y grupos contestatarios regresaron del exilio y pasaron a crear ONGs financiadas con dinero “indulgente” de ciudadanos de los países industrializados. Indulgentes dólares, libras, euros, yenes, que buscan expiar la culpa inducida por las grandes corporaciones de la mercadotecnia y los mass-media, interesados en el cambio hacia la nueva matriz tecnológica de la biotecnología y la biología molecular para vender los servicios de la agroecología. Es inconsciente el valor proporcional del costo participativo de cada tarjeta, etiqueta, sello y certificado, en el trabajo campesino (café, cacao, frutas, legumbres, etc.). Esa es la Agroecología de ellos y no sólo en Brasil sino en México y Colombia por dar dos ejemplos (Ne$tlé, Caca-Cola, PepsiCo, Cargill, GIZ, USDA, JICA,  así como Fundaciones, Organizaciones y demás entes, que con dinero privado o triangulando recursos públicos lavan la cara a los intereses y matrices hegemónicos). 
 
Es Ortega y Gasset quien dice: La juventud raramente tiene razón en las cosas que niega, pero siempre tiene razón en las cosas que afirma. Por todo Brasil he escuchado reclamos en cuanto a las condiciones del curso y desilusión de los alumnos. Es muy raro que se consiga éxito en la agroecología sin un grado académico con suficiente cálculo matemático, estadística, física, biología, fitogeografía, botánica, química, bioquímica, fitoquímica, fisiología, etnología, pedagogía y filosofía.
Es difícil enfrentar una articulación que tiene por detrás un Orden Internacional. En varios países de América Latina la agroecología inunda o inundará universidades, asambleas legislativas, ministerios y congresos nacionales, como el contra punto del agronegocio que corre suelto sin control para la distracción, no la alegría, pues resulta útil para desviar la atención de los más humildes y dar fe de futuro a los más jóvenes. ¡A otro perro con ese hueso! es el dicho que debería ser empleado, pero no es así.

El resultado de la codicia del capitalismo en la agricultura industrial moderna impuso el termino banquero de “sustentabilidad”, que en economía significa manutención del stock de capital y la creación del neologismo agribusiness, urbi et orbi, traducido como “agronegocios”, un término muy contradictorio pues, como no hay agricultura en la naturaleza -como se ha mencionado antes, ella es resultado del trabajo ultrasocial-, entonces tampoco puede haber ocio en ella, es también donde más se roba “más valía” a través de la esclavitud, la servidumbre, el salario y el consumo de servicios innecesarios que quitan dignidad al campesino apropiándose de su biopoder ultrasocial.

Durante los gobiernos de Lula y Dilma en Brasil, la envidia política y la mezquindad, condujeron al fiscal del gobierno (INPS) a cerrar la Cooperativa Ecológica Coolméia, esfuerzo organizativo que contaba con más de 30 años de edad y que es ejemplo en el mundo.

Los agronegocios nacionales pasan a significar la sustentabilidad sin solución de continuidad para el abasto-suministro mundial de commodities subsidiadas por el hambriento pueblo latinoamericano que debe abastecerse mediante la transformación de la industria para que las quedas internacionales de precios garanticen los negocios a través del consumo interno. Nadie quiere darse cuenta que la acción ultra social es cotidianamente transferida del campesino hacia la industria de alimentos. Por otra parte, la importación de servicios quita valor a los productos y hace que los países centrales, a través de una docena de empresas, monopolicen el comercio internacional de alimentos de calidad. Alemania por ejemplo, siendo la mayor productora de alimentos orgánicos-agroecológicos, su producción agrícola, pesquera y forestal genera solamente 3% de su Producto Interno Bruto. Allá la palabra agroecología es extraña dentro de su academia, su política y su economía sin embargo, es importante para su comercio exterior.

Artículos como Agribusiness, peasants, lefts-wings goverment on the State in Latin America: An review and theoritical reflections, de Vergara-Camus y Kay (Wiley Agrarian Change, 03-01-17), resultan lecturas necesarias y de útil discusión en todos los ambientes agroecológicos pues pueden inducir a desviaciones ideológicas. ¿Cual es el gobierno latinoamericano que estuvo o está realmente en el “poder”? La mayoría de ellos únicamente administraron el gobierno o parte del mismo, respondiendo a los intereses de la oligarquía local e internacional, del CFR,  de las agrupaciones de banqueros, de las multinacionales, de terratenientes y mass-media. Es necesario reconocer que lejos de consolidarse un genuino “poder de izquierda”, algunos gobiernos impulsados por organizaciones y movimientos campesinos, sindicales, y sociales, actuaron como mecanismos de contención y mediatización de luchas populares. También es cierto que existen gobiernos en América Latina que a pesar de las presiones de los poderes financieros, políticos y mediáticos mundiales, así como de limitaciones internas como el rentismo y la enajenación de grandes sectores de la población, su existencia ha permitido la apertura de espacios masivos de participación, organización y formación política. Sin embargo, administrar un Estado que se ha construido y funciona bajo las reglas del Orden Mundial dominante, difícilmente resultará por el sólo hecho político-administrativo de “gobernar”, en el desarrollo de un biopoder campesino creciente, sólido o de cualquier otro poder popular vivo. 

Podría terminar aquí, pero vuelvo a la educación y mi reciente gira por el Noreste de Brasil. En los últimos 30 años no se realizaron inversiones en educación, salud, seguridad, agricultura y alimentos. Todo fue y es violencia estructural manipulada y conducida con maestría. En este sentido, el artículo citado es contundente: “La patente paradoja de la movilización (popular) con propuestas a la retórica de las acciones virtuales con mucha propaganda y publicidad inconsecuentes”. Algunas ONGs que hacían trabajo con migajas de la indulgencia de la comunidad europea, pasaron a tener decenas de millones de dólares del presupuesto nacional para ejecutar lo arriba expuesto como si fueran políticas públicas. En el Sur maravilla una OSCIP de un prócer del gobierno que recibió 2,5 millones de reales, mientras los encargados de un departamento de economía solidaria de una incubadora universitaria disponía de 150 mil reales. Al mismo tiempo, un diputado conquistó para su grupo de apoyo 500 mil reales mediante una enmienda parlamentar al presupuesto nacional... Eso se repitió en todas las latitudes y longitudes nacionales y de ultramar. Tuve la oportunidad de visitar una ONG y ella pasó a tener la estructura de un órgano federal, con más de 80 computadores, automóviles, mientras la municipalidad local quedaba avergonzada y con atraso en el repase de sus recursos por tener gestión independente.

Ahora los veo humillados, llorando porque dos tercios de su personal fueron despedidos por los cortes en las dotaciones presupuestales. No hay humildad, ni autocrítica en decir: por el gobierno desviamos propuestas y propósitos sociales e ideológicos inherentes al pueblo, bien aprovechado por los golpistas del CFR, Industrias y Agronegocios. Hicimos un deservicio al Bio-poder Campesino.
Mi triste conclusión es que la agroecología es un espejo virtual de la realidad del interés de la industria de alimentos, que ya está escondida por detrás del espejo aguardando la orden para reflejar su imagen sostenible, vacía de poder tan arrogante y prepotente como la agricultura moderna de las dictaduras, pero con el humano cada vez mas deformado.

Sin embargo, a pesar de las decepciones y desilusiones, no todo está perdido. Hay que denunciar la instrucción que se da a técnicos nacionales e internacionales de las grandes empresas, que actúan en la agroecología para Nestlé, Coca Cola, Cargill, Pepsi Cola y otras con desenvoltura en “upgrade” del agronegocio ecológico.

Todo el trabajo que hice desde 1968 en la agricultura y que me costó muchos daños económicos sociales, y otros más por la dictadura que actuó en interés de las multinacionales de los agrotóxicos, hoy son conquistas para Nestlé, Coca Cola, Monsanto, Bayer, etc. Los alimentos orgánicos (agroecológicos) son ideológica y religiosamente para los más ricos, “educados” y pudientes, en esta historia, los movimientos sociales auténticos fueron usados para la transición de una matriz tecnológica hacia otra.

Con todo, no fuimos derrotados. Hoy día trabajamos con el BIO-PODER CAMPESINO y en él, con ESPIRITUALIDAD que empecé a percibir en el México multiétnico. La actividad ultra social de la agricultura impone valores espirituales, espiritualidad campesina que no debe confundirse con misticismo y esoterismo europeo pues es antagónica a todo ello, espiritualidad que es resistencia. Pero ojo que ya en Holanda y Oxford University hace diez años hay estudios sobre como introducir “espiritualidad” en el comercio de alimentos “agroecológicos”. ¿Recuerdas del banano jarocho de Vera Cruz que jamás tendría la competencia de los orgánicos (agroecológicos) de Nestlé Caca Cola? Ahora parece que lo tiene. Sin embargo, a lo largo del tiempo ganamos nosotros en el bio-poder campesino, pues anticipamos la imagen delante del espejo y ella pierde la condición de virtual y pasa a ser real.

Lo que me deja atónito no es la falta de laboratorios y prácticas verdaderamente agroecológica en el Hemisferio Sur, sino que su extensión-agroecológica este siendo gestada en facultades de educación, en un país que nunca, jamás en tiempo alguno, aplicó políticas las públicas de Paulo Freire con el poder (y bio-poder campesino), sino únicamente con gobiernos caricatos y desposeídos. ¿Será que estamos preparando el ambiente publicitario para que la extensión asuma la función ultra social campesina en favor de industria de los alimentos? ¿Donde la biotecnología escoltada por los neo-agrónomos utilice la interface de los insumos agroecológicos de la industria de alimentos, propalado por bachilleres y nutriólogos?

Me quedé avergonzado, no con esa realidad, sino con la ausencia de un nacional en la bibliografía del diversionista artículo referido arriba, y sin embargo, tenga más de diez referencias a la presidenta de Brasil. Eso impide e induce al estudioso a ver la “burbuja de realidad virtual de laagroecología”. Callar seria ser cómplice o comparsa. No tengan miedo, recuerdo que en los años 80 recibimos en el Sur maravilla a tres especialistas alemanes en agricultura orgánica. Lo raro fue que ellos tenían cinco años de estudios en la Escuela de la multinacional de agrotóxicos Hoechst y solamente un curso de 3 meses en agricultura orgánica, pero llegaban como “experts”. Con lo que vieron uno retornó en una semana con fuerte shock cultural. La otra, de la misma forma, retorno a los tres meses después de caer de un caballo. El último se quedaba muy molesto con la campañas contra los agrotóxicos de su Alma Mater y la lucidez en contra la “burbuja virtual” del GTZ-CFR...

 En las Universidades ahora surgen las cátedras de agroecología, con profesores deficientes por la formación ortodoxa y los alumnos reclaman, por la misma visión y misión en el Orden Internacional de la agroecología industrial con su codicia y reduccionismo, pues lo que están haciendo es sustituir el veneno químico y fertilizante sintético por productos bio-sintéticos de las mismas grandes empresas que solamente sustituyen su línea de producción. Cambio lento y gradual para no incomodar estructuralmente, en la periferia del mundo, al sabor de los intereses centrales, que ya hace 30 años tienen en la biopiratería de la agricultura orgánica su mercado rentable de servicios y ganancias formidables, mientas lo que más avanza es el discurso sociológico de la Agroecología  sintonizado con banderas y militancias de los movimientos sociales ansiosos por un gobierno al envés del poder.

Pocos fueron los que montaron estrategias, organizaron la producción y desarrollaron tecnologías para la agricultura orgánica y agroecología. La rebeldía en el Sur de Brasil generó éxitos precoces y pioneros, pero también fueron sofocados por la enajenación, la corrupción y el servilismo al servicio del poder del gran capital internacional y aquellas ansias de “gobierno”. Eso vivimos.

La “Agroecologia del U.S State Dept.” se tornó en un fuego de paja que se alastra sin conservación de energía o producción de calor, pero prepara corazones y mentes para las grandes empresas, pues no hay políticas públicas de genuino biopoder campesino.

Con todo, el valor de la comida de alta calidad es hoy día, superior a 200 mil millones de dólares/año, comida exclusiva para la elite en contradicción con discursos y aparentes utopías, mera distopía al servicio de la Eugenesia de Spencer, Hitler y otros. 

Fundação Juquira Candirú Satiagraha 

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